EDIFICIO METRÓPOLIS


La construcción y urbanización de la Gran Vía -tras la aprobación del proyecto, la expropiación de fincas y la reforma de calles- comenzó en 1910 y se dividió en tres tramos con un total de 1.316 metros: Alcalá-Red de San Luis, Red de San Luis-Callao y Callao-plaza de España.

 


Tras un acto presidido por Alfonso XIII, las obras se iniciaron en el primero de los tramos, donde ya estaba a punto de concluirse el edificio de la Unión y el Fénix que, situado en el vértice de Alcalá con Gran Vía, visualmente parece ubicarse en esta última arteria, quizá la más famosa y visitada de la capital.


El edificio comenzó a construirse en 1905 siguiendo los planos de los arquitectos franceses Jules y Raymond Fevrier. En 1972 fue adquirido por su actual propietaria, la compañía Metrópolis, que cambió el Ave Fénix de la cúpula por una Victoria alada del escultor Federico Coullat Valera.







La fachada está adornada por otros once grupos escultóricos firmados por Mariano Benlliure, Saint Marceaux y L. Lambert, que se sostienen sobre una rotonda de columnas corintias pareadas, de orden gigante, las cuales descansan a su vez sobre un basamento almohadillado. La altura del edificio alcanza los 45 metros y consta de seis plantas y dos sótanos. En 1996 se restauró la fachada, las vidrieras de la escalera principal y los relieves de la cúpula, que se cubrieron con 30.000 panes de oro de 24 kilates.


EL TEMPLO DE DEBOH



El templo de Debod, que hasta hace unas décadas estuvo situado al sur de Egipto, muy cerca de la primera catarata del Nilo y del gran centro religioso de la diosa Isis, en Filé, se puede admirar desde 1968 en el madrileño parque de la Montaña, cerca de la plaza de España.




La historia de su traslado piedra a piedra hasta Madrid comienza en 1960. La construcción de la presa de Asuán, con la consiguiente amenaza de desaparición de monumentos en la Baja Nubia, llevó a la Unesco a hacer un llamamiento internacional para salvar aquel patrimonio. En agradecimiento a la colaboración de nuestro país, el Estado egipcio donó a España el templo de Debod, que fue construido por el rey Adijalamani a principios del siglo II antes de Cristo y que, en la actualidad, es uno de los pocos testimonios arquitectónicos egipcios que pueden verse prácticamente completos fuera del país árabe.





 
 
Aunque de lejanas tierras, éste es además, y verdaderamente, el monumento más antiguo de Madrid. El pequeño templo cuenta con un vestíbulo, la capilla de Adijalamani, un santuario, capillas laterales y una terraza en la planta superior. Tras su llegada a España el templo fue restaurado respetando su auténtico diseño, mientras que la decoración interior es la original.


PUERTA DE ALCALÁ



Uno de los símbolos de Madrid, una de sus postales más frecuentes, una de sus más recurrentes señas de identidad. La actual Puerta de Alcalá, en la plaza de la Independencia, se levantó como arco de triunfo para conmemorar la llegada de Carlos III a la capital. Venía a sustituir a una puerta anterior, ya que ésta era la entrada a la ciudad desde el camino de Aragón. Dicha entrada se abría sobre el trazado de la última cerca que tuvo Madrid, que había sido construida por orden de Felipe IV con fines fiscales y de control urbanístico en 1625, y no se demolió hasta 1860. Dispuesto a conseguir un efecto que ennobleciera el entorno, el propio Carlos III fue quien eligió el diseño de Francisco Sabatini frente a los presentados también por Hermosilla y Ventura Rodríguez.



La puerta se construyó entre 1769 y 1778 y tiene cinco vanos: tres arcos de medio punto en el centro y dos laterales adintelados y de menor altura que sirvieron en su día para paso de peatones. En el frontispicio, sobre el arco central y por ambos lados, figura la inscripción REGE CAROLO III. ANNO MDCCLXXVIII. El monumento, de 19,5 metros de altura, es de granito y un ejemplo de proporción, armonía y elegancia.


 
En el centro de la fachada que originariamente dio al exterior de Madrid, hay un grupo escultórico de la Fama y un niño con el escudo real que es obra de Francisco Gutiérrez, autor también de las dos parejas de niños que se ubican a cada lado. Los demás elementos ornamentales, como los trofeos de la coronación de la fachada interior, capiteles, relieves florales, máscaras y cabezas de león se deben a Roberto Michel.


LA CIBELES


Este icono de Madrid se ubica en la plaza a la que da nombre desde 1782. La construcción de la fuente se enmarca en el proyecto ilustrado de Carlos III, quien a finales del siglo XVIII promovió la creación de un espacio de categoría urbana y monumental al estilo de los que ya existían en otros países europeos, y que en el caso de nuestra capital se tradujo en el paseo del Prado. El diseño de la fuente, como el de todas las que jalonan el paseo, se debe a Ventura Rodríguez.

Esculpida en mármol, la fuente está formada por un amplio pilón circular en cuyo centro, sentada en un trono sobre un carro tirado por leones, aparece la diosa frigia de la fertilidad -es decir, Cibeles-, con su corona torreada y un holgado manto. En la mano derecha lleva el cetro y en la izquierda la llave de la ciudad.

El escultor francés Roberto Michel labró los leones y Francisco Gutiérrez la diosa y el carro. Los dos niños o amorcillos esculpidos tras el carro son un añadido de 1895, año en que el Ayuntamiento decide trasladar la fuente unos cuantos metros desde su original ubicación, junto al inicio del paseo de Recoletos, y colocarla en su actual emplazamiento, en el centro de la plaza.


El conjunto escultórico tiene un diámetro de 32 metros y una altura de ocho. Desde su privilegiada ubicación, la Cibeles se rodea de cuatro fieles y singulares compañeros: en dirección a la Puerta del Sol se levantan el Banco de España -de 1891 y estilo ecléctico-, y el palacio neoclásico de Buenavista, de 1777. A espaldas de la diosa, el palacio de Linares, hoy Casa de América, que data de 1873, y el monumental palacio de Comunicaciones, de 1919. Más atrás asoma la silueta de la Puerta de Alcalá y a ambos lados de la fuente se abren los paseos del Prado y Recoletos.

PUERTA DEL SOL


Entre 1857 y 1862, Lucio del Valle, Juan Rivera y José Morer llevan a cabo la transformación de la plaza, dándole su fisonomía actual. Para ello mantienen la alineación de la Casa de Correos en uno de los lados y construyen edificios de nueva planta y fachadas uniformes enfrente, adoptando una forma semicircular.

En 1950 Manuel Herrero Palacios crea una zona ajardinada con dos fuentes en el centro, y en 1986 los arquitectos Antonio Riviere, Javier Ortega y Antonio González Capitel introducen una nueva reforma con la que ganan más espacio peatonal.

La historia de la Puerta del Sol está plagada de acontecimientos señalados, entre los que se encuentran el llamado motín de Esquilache, en 1766. La resistencia a las tropas de Napoleón el 2 de mayo de 1808, o la lectura de la Constitución de Cádiz y la proclamación de Fernando VII como rey constitucional en 1812.




Entre los elementos ornamentales de este punto neurálgico de Madrid se encuentra una reproducción de la Mariblanca realizada por Jerónimo García Callejo. La escultura original de esta Venus, esculpida por Ludovico Turqui, se conserva desde 1985 en la Casa de la Villa. Esquina a la calle del Carmen se halla la estatua del Oso y el Madroño, de unos cuatro metros de altura, obra de Antonio Navarro Santa Fe.

También frente a la calle del Carmen se levanta la estatua ecuestre de Carlos III, reproducción en bronce de Miguel A. Rodríguez y Eduardo Zancada de la obra de Juan Pascual de Mena que se conserva en el Museo de la Real Academia de Bellas Artes. La inscripción que rodea el pedestal cuenta brevemente la historia del reinado de Carlos III. El monumento mide nueve metros de altura y fue inaugurado en 1994. A estas esculturas hay que añadir las dos fuentes gemelas de 12 metros de diámetro.